De vez en cuando surgen colaboraciones que no son solo proyectos, sino encuentros. Y eso es lo que ha sido para nosotros trabajar con la artista Ainhoa Moreno: un encuentro entre sensibilidades, miradas y formas de entender el arte.
De ese diálogo nace “El arte del recuerdo”, una colección que nos emociona especialmente. Ainhoa ha tomado algunas de nuestras piezas rescatadas —objetos con historia, con marcas del tiempo— y las ha reinterpretado desde su lenguaje contemporáneo, delicado y poético.
Las obras que componen la colección
«El tiempo que ilumina»
A partir de unas lámparas antiguas de latón plateado, Ainhoa crea una estructura donde conviven lo sólido y lo frágil. Las tulipas, ahora de papel artesanal, dejan pasar la luz con suavidad. Cada encendido es un gesto de memoria.
«Eco de materia»
Un marco marmolado del siglo XVIII, trabajado en policromía para imitar el mármol, se convierte en punto de partida para una instalación de papel que emerge como una voz antigua.
Un eco visual que conecta lo ausente con lo que aún late.
«Florecer del pasado»
Una tinaja de Calanda que, lejos de permanecer cerrada o enterrada, se convierte en un origen: del interior brotan formas vegetales en metacrilato, como si el recuerdo, en lugar de dormirse, floreciera.
Es una colección que habla del paso del tiempo, del valor de lo vivido y de cómo lo antiguo sigue teniendo mucho que decir.
Esta colaboración es un homenaje a la memoria, a lo hecho a mano, a lo que perdura. Y también, una forma de mostrar que lo antiguo no tiene por qué ser inmóvil: puede transformarse, reinterpretarse, y seguir emocionando.